lunes, 24 de mayo de 2010

Pisamos las calles nuevamente. Reflexiones del Bicentenario. Editorial La Vanguardia. por Ricardo Romero

Pisamos las calles nuevamente                                                           Reflexiones del Bicentenario. 


         Millones de argentinos y argentinas pisamos las calles nuevamente para festejar nuestros 200 años de historia libre. Y a diferencia de 1810, donde tuvimos que salir con palos para bancar la Primera Junta, o de1910, donde los poderosos nos reprimían para hacer su festejo suntuoso y oligárquico, este Bicentenario nos encontró en una 9 de julio liberada y recordando a las y los ausentes.

         En este caminar de nuestro sueño propio seguramente falta mucho por hacer, más para quienes queremos una Argentina donde impere la igualdad, los derechos y la soberanía popular, pero el hecho que los nueve hombres que lideraron el primer gobierno hoy este representados por una mujer, marcan un buen horizonte.
       No es sólo una reivindicación de género, es un planteo de igualdad, donde los oprimidos tengan la oportunidad de participar de nuestra identidad, contrapuesto a un festejo cerrado para los pudientes en un Teatro Vip, y que se pueda ver que somos hombres y mujeres de distintos orígenes (indígenas, afros, europeos, asiáticos); con diversas orientaciones sexuales; diferentes vocaciones; múltiples visiones; y complejas ideologías políticas. Todas ellas como parte de nuestra Argentina.

             Y este debate recorre nuestra historia desde los orígenes mismos. vale recordar que el debate entre Moreno y Saavedra puso de manifiesto esta contraposición, y quizás corresponda colocar placas a ambos, pero consideramos oportuno fortalecer la visión de una sociedad centrada en el "Sagrado Dogma de la Igualdad" y basado en un gobierno democrático, como nos recomendaba el joven politólogo.

           Doscientos años después, hay temas que persisten en la política argentina, de hecho, el libre comercio, que desató los sucesos de mayo, muestra cómo gravita el comercio exterior en la distribución de la riqueza y en las relaciones de poder en el presente argentino.
           Por eso, mucho resta por hacer, y seguro tendremos que luchar para que estos valores se instauren definitivamente como prácticas de nuestros gobernantes, pero sin contentarnos con que nuestros representantes obren bien, sino actuar siempre para no obren mal, como nos recomienda Mariano Moreno, como preludio a la construcción de una democracia participativa. 

Por eso, estamos seguros que nuestro pueblo, para defender sus derechos, siempre pisará las calles nuevamente.        
Ricardo Romero
Editor 
La Vanguardia On Line

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